Las últimas tendencias en los proyectos de jardinería y paisajismo, han hecho un hueco al nuevo concepto de decoración de exteriores rematados con césped artificial
Su facilidad de instalación y el poco mantenimiento han hecho que el césped artificial haya ganado un gran terreno a las tradicionales praderas de césped natural.
A lo largo de nuestros años de experiencia es una duda que hemos ido viendo de manera muy recurrente y que vamos a analizar en nuestro blog.
Por si sirve de ayuda a esos indecisos, vamos a analizar las ventajas e inconvenientes de cada opción, tanto a nivel de ejecución, valor estético, mantenimiento y durabilidad.
Cuestiones a tener en cuenta en el diseño de un jardin
Cuando una persona adquiere un chalet de nueva construcción o un bajo con jardín en bruto, es decir, con tierra de obra más o menos nivelada, le llega a la cabeza el gran dilema.
El planteamiento del diseño y la ejecución del mismo, ¿contará con una superficie de césped natural o de césped artificial?.
No cabe duda que cuando los jardines son de un tamaño mediano o grande, el disponer de una superficie verde continua, acompañada de otros elementos vegetales, entendiendo esa superficie verde como césped vivo o césped artificial indistintamente, dota al jardín de color y aspecto más natural que si se opta por hormigonar y solar con baldosas de gres todo el espacio.
En este segundo planteamiento, el jardín pasa a tener más aspecto de patio, que de un jardín propiamente dicho, como lo imaginamos la mayoría de las personas, sin desmerecer ninguna opinión, ni diseño ejecutado.
Sin embargo, cuando hablamos de terrazas pequeñas o bajos con jardín pequeño, la opción de hormigonar y solar o bien optar por pavimentos más blandos como tarimas tecnológicas o terrizos, fijados con resina, es una opción muy válida, sino la mejor.
Para resolver el tema de l uniformidad del pavimento, podemos acompañar el espacio con una composición de jardineras y plantas que doten de vida y color a la estancia.
El primer tema a tratar en esta comparativa es el del valor ornamental y el segundo será el uso que se le va a dar al jardín. En este aspecto veremos que tanto una opción como la otra tienen grandes ventajas y a la vez grandes inconvenientes.
La importancia del valor ornamental en la jardinería
Un césped natural en buen estado, incluso una pradera natural propiamente dicha, entendiendo dicha pradera como una mezcla de gramíneas y otras tapizantes como puede ser Dichondra repens o incluso trébol, no tiene nada que ver a la vista con un césped artificial ni mucho menos.
En nuestra opinión estas son las dos primeras diferencias de los dos tipos de praderas:
- El césped artificial, al ser un tejido creado de una manera uniforme donde es igual en todos sus puntos, a la vista queda muy monótono y da aspecto de ser una superficie sintética, que es lo que es, a fin de cuentas.
- El césped natural sin embargo tiene variación de tonos y de colores y es variable a lo largo del año al ser un elemento vivo. Esa variación cambia incluso semanalmente cuando el césped va creciendo, ya que no es el mismo aspecto recién segado que cuando lleva 3 o 4 días sin cortarse.
Esta evidencia es tan plausible que, a lo largo de los años, el principal caballo de batalla de los fabricantes de césped artificial, ha sido intentar parecerse en la mayor medida de lo posible a un césped natural.
Todos recordamos los primeros céspedes artificiales que eran monocromáticos y con brillo, que se veía a kilómetros que era un elemento «poco estétetico» que remataba un jardín.
Sin embargo, la evolución de este producto en los últimos años debido a su demanda y rentabilidad ha sido abismal.
A día de hoy, hay una gama amplísima de marcas fabricantes, cada una de ellas con gran número de modelos, en el que varían la longitud y grosor de las fibras o la densidad de las puntadas para dar una textura diferente según el caso.
Igual ocurre con la infinidad de colores y brillos, pero es curioso que uno de los primeros colores que recordamos que se introdujo hace años, fue el del color pardo de las fibras de césped seco, que hay en los céspedes naturales en las zonas bajas donde no les da la luz. Y eso es precisamente para intentar parecerse lo más posible a un césped natural.
Que lo hayan conseguido los fabricantes o no, a lo largo de estos años, puede ser un motivo de debate y todas las opiniones son respetables, pero nuestra opinión personal a día de hoy, es que es fácil reconocer un césped artificial de uno natural a simple vista sin ser un experto, ni tan siquiera acercarse a tocarlo para diferenciarlo.
La importancia de los sentidos en la elección de la pradera de césped
Otro de los aspectos a tener en cuenta, que apoya la anterior variable del aspecto ornamental, es el valor subjetivo que tiene el césped natural respecto al artificial haciendo referencia a su propia naturaleza en sí.
El olor a césped recién cortado, el tacto, el frescor y la vida que se genera alrededor del césped natural, por mucho que evolucione el césped artificial es algo que nunca se podrá conseguir en una fábrica, de momento.
La pradera natural es un macrosistema de organismos y plantas interconectados los unos con los otros
En este punto a nivel comparativo de las dos superficies, creemos que hay una victoria por goleada del césped natural respecto al artificial, es más, creemos que es el único aspecto en el que el césped natural no muestra ni un solo contra respecto al artificial.
En Gardenia Madrid, en base a nuestra experiencia y observación a lo largo de 15 años estudiando y trabajando en el sector de la jardinería y el paisajismo, seguiremos ofreciendo nuestras opiniones personales, que bien pueden ser compartidas o no, sin sentar ningún dogma o base científica.
A lo largo de las próximas semanas en nuestro blog, iremos comentando diferentes variables relacionadas con la decisión o elección del tipo de pradera para una vivienda o urbanización.
Deja tu comentario