El inicio del otoño se puede considerar como una segunda primavera

Las temperaturas comienzan a descender progresivamente sin llegar a producir heladas, alternando días muy soleados, a veces con tormentas y lluvias o como estamos últimamente muy acostumbrados a días soleados de 26-27 grados de máximas.

Es habitual tener días de una temperatura media de 16 grados, es decir días con temperaturas de 20-22 grados y noches con temperaturas sobre los 10-12 grados o ligeramente inferiores.

Estas temperaturas son óptimas para la mayoría de las plantas de nuestras latitudes que repuntan con un nuevo crecimiento después del parón estival de verano debido a las altas temperaturas. Además, la duración de los días se va acortando y los tonos de luz van cambiando.

Colores renovados para nuestro jardín

Con estas condiciones se puede “jugar” y utilizar en el jardín diferentes especies que ofrecerán unas composiciones que servirán para renovar las especies puramente de verano y que nos permitirán dar otra vida al jardín antes del puro invierno.

Sin duda alguna uno de los principales protagonistas será el crisantemo, cuya flor es utilizada en nuestra cultura popular para llevar a cementerios.

Existen especies de diferentes colores con distintos tipos de flor, sin duda alguna los de color blanco y amarillo son los más extendidos, su floración se alarga desde septiembre hasta finales de noviembre. Se podrán utilizar tanto en maceta como formando parte de arriates.

Con el fin de ser fieles a nuestra naturaleza, resulta muy interesante incorporar en las composiciones de otoño, diferentes especies de brezos que gracias a su floración en tonalidades púrpuras y rosáceas dará un toque de calidez y rusticidad.

Entre otras muchas opciones, existen dos especies reconocidas e interesantes que se podrán utilizar como son el girasol para aportar tonos amarillentos o el Crocus para tonos morados; dos especies muy fáciles de cultivar y encontrar, que me resultan altamente indispensables durante el otoño.

Entre las especies más extendidas y generalizadas en nuestra jardinería aparecen las violas, pensamientos, cyclamenes o primulas, con una genética muy trabajada por los productores, hacen que existan especies que florezcan a lo largo de todo el otoño y el invierno en numerosas tonalidades.

Decorar el jardín con arbustos y calabazas

Si queremos utilizar especies arbustivas que aporten robustez, el madroño o el avellano florecen en pleno otoño y además ofrecerán más adelante sus deliciosos frutos consiguiendo un jardín más dinámico y plural.

Cada día están más introducidas en nuestra cultura decorativa, las Calabazas, sus formas, colores y sobre todo versatilidad de usos hacen de estos frutos un aliado perfecto para decorar nuestras estancias o jardines durante esta época del año.

A la hora de finalizar las composiciones de otoño habrá que tener en cuenta aspectos como el espacio que disponemos, el mantenimiento que necesiten las especies que utilizamos o los elementos externos que incluiremos como pueden ser tiestos, sistemas de riego, macetas, vigas de madera o rocallas.