Los bosquetes de los jardines de Versalles son una referencia histórica de la incorporación de este elemento en el diseño de los jardines y espacios verdes actuales.

El origen de los bosquetes lo datamos aproximadamente en el siglo XVII, cuando comenzó a poblar diferentes jardines de la nobleza de la época.

Se trata de un elemento muy utilizado y que comenzó a instaurarse dentro de la composición de los jardines históricos barrocos franceses, cuya gran muestra reconocida es Versalles.

Creados en su origen como espacios de recreo para dar largos paseos o como lugares de reunión donde se construían pequeños cenadores, permitían la aparición de zonas donde se creaba una luz y ambiente grandiosos gracias a la intimidad que aportaban.

Se encontraban ubicados generalmente al fondo o en los laterales del plano, dando sensación de acotamiento al diseño.

Este tipo de formaciones originalmente, con el fin de ensamblarlas con el propio jardín suelen ir acompañadas de senderos, fuentes, vallados, cercas o zonas de juego y descanso.

En cuanto al tipo de árboles que forman los bosquetes, existen muchas alternativas, hoja caduca o perenne, porte bajo, medio o alto, sometidos a podas exhaustivas o formas naturales, combinación de varias especies o una única respetando la homogeneidad del bosque natural.

En cuanto a su disposición, lo más utilizado ha sido el tresbolillo, que consiste en el establecimiento en filas paralelas, de forma que cada fila ocupe los huecos de la fila anterior, formando triángulos equiláteros.

El Bosquete moderno que tenemos en nuestros días

En la actualidad, debido a su tamaño, estas composiciones se adaptan mejor a grandes espacios públicos o jardines particulares de grandes dimensiones.

  • Ejemplos recientes como el antiguo pinar del parque forestal de Valdevevas o el olivar de la Hinojosa del Parque Juan Carlos I en Madrid son muestras de lo espectacular que puede resultar un bosquete adulto incorporado a un espacio verde.

jardinería y paisajismoEn España, son aptos diferentes tipos de árboles autóctonos como la encina, el roble o el castaño en la cornisa cantábrica, estos ejemplares no van a requerir excesivos cuidados ni podas, solamente serán necesarios al inicio del establecimiento con el fin de asegurar el éxito de las plantaciones.

La integración de antiguos bosques naturales dentro de un espacio verde o parque público pueden dar lugar a elegantes y asombrosos bosquetes naturales que permitan conservar el medio natural.

Otra opción, es la creación total de un bosquete partiendo desde cero. Dentro de la complejidad del diseño de este elemento, vamos a centrarnos en los que recrean un paisaje natural y no están formados por árboles alóctonos puramente de carácter ornamental.

  • Ejemplos como el olivo, la encina, el palmito o el pino piñonero pueden formar pequeños bosquetes que rompan con la simetría y que se conviertan en espectaculares lugares de recreo dentro del jardín.

El bosquete mediterráneo es una de las mejores alternativas en nuestras latitudes, se basa en la creación de un ecosistema ibérico formado únicamente por especies mediterráneas. Con estas ideas, se pueden llegar a recrear pequeños palmerales, olivares o incluso dehesas.

Además, asociados a estos árboles pueden aparecer arbustos que aporten diferentes tonalidades y estructuras dentro de la composición. Algunos de estos arbustos pueden ser el madroño, el laurel, la sabina, el romero, el brezo o el espliego.